Frank_Gonzalez_Portada

Aunque tuvo una presencia discreta ante las cámaras del cine cubano, nadie podrá negar a Frank González una mención digna dentro de nuestra filmografía.

Acaba de morir, tras un largo período de una enfermedad que cortó abruptamente la posibilidad de que siguiera dando curso a su trayectoria actoral, y la noticia ha conmovido a quienes le conocieron como una persona de talento que cumplía sus alardes con sus desempeños.

Frank Gonzalez

Había nacido en 1946, y tras acercarse por diversos rumbos al arte, incluyendo labores de diseñador, finalmente encauzó su vida hacia la interpretación. Actuó lo mismo bajo la guía de maestros de la televisión, como Roberto Garriga, que siguiendo las pautas de directores escénicos: en Teatro Estudio fue parte del elenco de Los diez días que estremecieron al mundo, el célebre montaje de Yuri Lubimov.

En el cine, sumó diversos papeles, en roles secundarios, en filmes como El otro Francisco (su debut, en 1974), Jíbaro,  las coproducciones cubano-peruanas Túpac Amaru y El socio de Dios, entre otras.

Pero su labor más estimada fue la de su trabajo como actor de voz, una especialidad que entre nosotros sigue siendo desestimada a la hora de ciertos reconocimientos, y en la que Frank González sentó, hay que decirlo, toda una cátedra.

El manejo de sus recursos vocales, su versatilidad y amplio registro le dejó dar vida desde lo sonoro a personajes que calaron en la memoria colectiva.

La fusión entre la imagen del Elpidio Valdés, héroe por excelencia del animado cubano, y la voz de Frank es uno de los hallazgos más felices de nuestra historia cinematográfica, y el extenso intercambio entre Juan Padrón y González se extendió no solo a los cortometrajes y largometrajes protagonizados por el mambí, para gozo no solo del público infantil sino de toda la audiencia cubana, sino que fue más allá.

Frank Gonzalez y Juan Padron
Frank González y Juan Padrón, voz y creador del personaje de Elpidio Valdés.

Frank era capaz de dar voz lo mismo a Elpidio que a su eterno rival, el general Resóplez, dialogando consigo mismo en algunas de las escenas más divertidas de la saga, y llevando ese recurso a muchos otros personajes. Para rizar el rizo, ahí está el Pepito de Vampiros en La Habana, el otro gran momento que el director y el intérprete nos legaron, con las deliciosas frases de doble y triple sentido que desde el estreno de ese filme nos acompañan.

Añádase a ello el trabajo de Frank González como voz de tantos doblajes de los filmes animados que nos llegaron desde Japón. Ya fuera en Voltus V, El castillo de Cagliostro, Cyborg 009 y muchos más, también ahí se desdoblaba en numerosos personajes, acompañado por actores y actrices como Irela Bravo, Manuel Marín, Xiomara Palacio, Ulises García, Isabel Cancio  y tantos más que nos mejoraron las mañanas de la infancia.

Frank Gonzalez_Cristina Obin_Irela Bravo
Pareja icónica del cine cubano: Elpidio Valdés y María Silvia. Esta mambisa fue interpretada, a traves del tiempo, por las actrices Cristina Obin, quien fue esposa de Frank; María Eugenia García e Irela Bravo, quien tuvo la permanencia más grande con el personaje.

Alternó todo eso con la televisión y la radio, medios en los que obtuvo premios y reconocimientos. Ya enfermo, acudió a una entrega de los Premios Caricato para recibir un galardón por toda su trayectoria, uno más en una lista a la que también añadió el Premio Nacional de Televisión.

Para este medio, en la silla de ruedas de la que ya le era imposible desprenderse, actuó en Final de partida, la pieza de Beckett.

Frank Gonzalez

Puso su timbre vocal al servicio también de numerosos seriados televisivos, a los Filminutos de Juan Padrón, a cortos animados de Mario Rivas o Tulio Raggi. En todo eso, su trabajo era una garantía de éxito y profesionalismo.

Frank González, como lo demostró brillantemente con Elpidio Valdés, no era solo una voz, sino un intérprete capaz de redondear, a través de ella, el carácter de un rol, la dimensión del personaje, al que completaba y complementaba con su experiencia de artista polifacético.

Su despedida ha desatado numerosos mensajes de condolencia. Sus colegas lo recuerdan y, entre las condolencias de rigor, asoman frases que dan una vívida fe de cuánto aprendieron y compartieron con él.

A través de su garganta hablaron esos personajes tan queridos: es su voz la que canta la controversia de Elpidio Valdés con el villano Media Cara; y la que entona la receta del vampisol acompañada por la trompeta de Arturo Sandoval en los minutos de cierre de Vampiros en La Habana.

Cuando este mismo blog me impulsó a hacer una selección personal de las mejores actuaciones femeninas y masculinas del cine nacional, Manuel Iglesias Pérez y yo, en pleno acuerdo, decidimos entregar dos menciones de honor a actores que habían legado una huella innegable en nuestra memoria fílmica: el chileno Nelson Villagra y Frank González.

El primero, por su laboreo impecable al asumir roles dignos en varios títulos nuestros, como La última cena. Y Frank, por todo lo que he repetido y argumentado aquí.

Él fue nuestro mejor actor de voz, amén de lo que en otros apartados de su carrera confirman los elogios y los adioses que hoy se le dedican.

Lo recordaremos a través del trazo que dibujó, en nuestra memoria, y de manera indeleble, el rostro de Elpidio Valdés y tantos otros.

Y baste ello para reconocerlo, también, como el mejor animador de todos nuestros actores.

One thought on “Frank González, con el rostro de su voz”

  1. Muchas gracias, Norge. Es lo más completo y exacto que he leído hasta ahora sobre Frank. Como anécdotas, menciono tres aquí: fue él quien en una semana tuvo que estudiarse el libreto basado en Las ilusiones perdidas para interpretar al protagonista de la novela, debido a que el actor escogido anteriormente salió del país. En esos años, la televisión se hacía en vivo. Cuando el célebre Liubímov fue a Cuba para el montaje de la obra que mencionas, enseguida encontró en Frank el talento que buscaba. Dicen que quedó impresionado. Y la última: directores de cine como Solás acudían a él para salvar interpretaciones malogradas. Frank puso su voz a varios rostros en el cine, no solamente animados. Y hay muchas más historias desconocidas por el público cubano. En mi opinión, no ha habido otro actor cubano con su versatilidad. En televisión fue un lujo tenerlo, desde Los comandos del silencio, serie dirigida por Moya, hasta telenovelas como El naranjo del patio, dirigida por Xiomara Blanco, Entre mamparas, por Consuelo Elba y Si me pudieras querer, de Rafael González, que le valió el premio Caricato de actuación a Frank (de hecho, su personaje se robó la serie).

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