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Definitivamente, Reynaldo Miravalles morirá en Miami, o en algún lugar fuera de Cuba, sin recibir el mayor honor que otorga la Institución a la cual dejó un legado inconmensurable -desde su primer filme de ficción “Historias de la Revolución” (1960) de Tomás Gutiérrez Alea, hasta “Esther en alguna parte” (2013) de Gerardo Chijona”- difícil de superar por ningún otro actor cubano.

El estigma sobre “la yerba que pisan nuestras plantas” en los estatutos actuales del Premio Nacional de Cine establece una incongruencia con la política cultural inclusiva que profesan públicamente al mundo los dos últimos ministros de cultura, o la política migratoria que ha redefinido la dirección política del país. Según estas bases, José Martí no hubiera sido merecedor de recibir en su país, en la época que le tocó vivir y cuando ya había creado una obra de culto, un supuesto Premio Nacional de Literatura.

El amor al cine –como a la patria- «no es el amor ridículo a la tierra» en que se resida, porque “patria es humanidad”. Así, las bases de los candidatos al Premio Nacional de Cine en Cuba deberían adecuarse a las nuevas circunstancias, redefinirse, defendiendo y uniendo a los cubanos que han legado al cine nacional un patrimonio valuable en prestigio e historicidad, e invaluable como patrimonio.

No hay muchos artistas vivos fuera de la isla que, a mi modesto entender, merezcan tan prestigioso lauro por la obra “de toda una vida” en el cine cubano, dejando un aporte cultural valioso a la nación: pienso en Derubín Jacome, Jorge (Tuti) Abello, Mario García Joya, Mayra Segura, Mario Crespo, Jorge Pucheaux, Sergio Giral, Orlando Rojas, Rolando Díaz, y unos pocos más.

Pienso también -me es inevitable- en algunos que, por no estar entre nosotros, deberían recibir un Premio Nacional de Cine “In Memoriam” por esa “obra de toda una vida”: Tomás Gutiérrez Alea, Manuel Octavio Gómez, Raquel Revuelta, Idalia Anreus, Germinal Hernández, Camilo Vives, Miguel Benavides, Adolfo Llauradó, Silvia Planas, María Elena Molinet, Manuel Duchesne Cusán, Nicolas Guillén Landrián, Santiago Alvarez o Sara Gómez, ya que nos darían la pauta o nos revelarían «el calibre profesional que debería servir como referente o rasero tangible para nominar y premiar».

Quienes juzguen para nominar a un Premio Nacional por “la obra de toda una vida”, sea en el cine o en cualquier manifestación cultural, deben tomar en cuenta muchas variables, excluyendo de sus análisis la notoriedad o popularidad que posea un artista por una obra que no siguió en ascenso, que no fructificó o que se encuentra aún en crecimiento.

A fuer de ser sincero, debo asegurar que la inmensa mayoría de los nominados de este año merecen con mucha justeza este reconocimiento, algo que me hace muy feliz; pero pienso también que algunos aún no, porque sus aportes al cine cubano son limitados por una obra en desarrollo o por su escasa trayectoria, dos acápites sin relación alguna con la extensión de su carrera en la cinematografía cubana. Reconozco que la medición cualitativa o cuantitativa de ese «aporte» que menciono podría dar pie a una reveladora y fructífera diatriba de índole muy subjetiva entre creadores y críticos de cine; por tanto, la opinión que expreso adolece de contundencia investigativa y debe ser tomada solo como una declaración expositiva personal.

Por otra parte, no logro comprender la conformación del jurado de este año, con algunas renombradas, laureadas y respetadas figuras del arte cubano, pero ajenas al ámbito cinematográfico. Para evitar malinterpretaciones, considero que esos artistas -que tanto respeto y admiro- tienen suficiente capacidad para emitir valoraciones y juicios acertadísimos sobre nuestro cine y sus hacedores; pero no es suficiente su notoriedad.

No conozco hasta ahora premios artísticos o científicos relacionados a alguna Academia o Institución nacional o internacional –Oscar, Nobel, BAFTA, Goya, Platino, César o Ariel– que no sean otorgados por colegas afines, ya que de esa manera se legitima y valoriza al máximo, y de manera lógica y natural, la magnitud o grandeza de un premio especializado. Es que no imagino a Juan Gabriel o Eduardo del Río (Ríus) integrando un jurado para el Premio Ariel de Cine Mexicano, Stephen Hawkins o Carlos Acosta para un Premio BAFTA del Cine Inglés, Adele o Annie Leibovitz para un Premio Oscar de Estados Unidos, ni a Arturo Pérez Reverte para un Premio Goya del Cine Español.

Quisiera acotar, nuevamente a índole personal, que existen increíbles omisiones en las nominaciones que deberían ser tomadas en cuenta en próximas votaciones, en virtud de su trayectoria, su obra y la magnitud del aporte que han dado al cine cubano: Violeta Cooper (vestuario), Miriam Talavera (edición), Luis Alberto García (actuación), Roberto Viña (primer asistente de dirección), Manuel Jorge (anotador), entre otros. Espero que haya sido por escasez de quórum.

Expresadas mis opiniones, las felicitaciones más sinceras a todos mis colegas nominados para el Premio Nacional de Cine 2016.

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ELCINEESCORTAR ofrece las ideas de Alfredo Guevara, creador y Presidente del ICAIC, y del Festival Internacional de Cine de La Habana hasta su fallecimiento, sobre el otorgamiento de los Premios Nacionales en la cultura cubana:

“Hay que partir de lo más alto que se ha logrado; y el gran modelo para los escritores tiene que ser Martí, Carpentier, Lezama… No puede ser Perico Pérez, muy distinguido él y que tiene muchas crónicas en los periódicos: no, no, no… Ni aunque tenga los Premios Nacionales de Literatura, que creo que entonces se daban de algún modo. Ahora es muy prolijo.”

“Quiero decirte una cosa, decirla a ti para decírla: todo lo que sea un Premio debería ser un premio al talento, y si no hay un supertalento en diez años, pues no hay Premio.”

“Si teníamos que cubrir ciertas lagunas históricas: correcto, aplausos. Pero es hora de legislar, de organizar esto, de modo tal de que no sea… ¿la palabra ‘choteo’ le vendría bien? Está muy cerca; todavia, pero está muy cerca.”

A continuación reproducimos el artículo publicado en CubaCine:

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Se aproxima el aniversario del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, fecha en que cada año se entrega el Premio Nacional de Cine. En esta oportunidad fueron 22 candidatos los nominados para recibir el lauro.

El Premio, que este año se entregará por decimocuarta ocasión, se otorga a un creador cinematográfico vivo y residente en Cuba, vinculado a las distintas áreas de creación del séptimo arte, por su trayectoria y el conjunto de su obra, las que han de constituir un significativo aporte al desarrollo de la cinematografía y la cultura nacionales. El Premio Nacional de Cine se selecciona a partir de las nominaciones realizadas por un grupo de instituciones culturales cubanas o con sede en el país.

carpe idem_17Este año el jurado que elegirá el Premio está conformado por el director teatral Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro 2016; el artista de la plástica Ernesto Rancaño; el escritor Eduardo Heras León, Premio Nacional de Literatura 2014; la directora de cine Rebeca Chávez; la vicepresidenta del ICAIC Susana Molina; el director de animados Juan Padrón; y el director de fotografía Raúl Pérez Ureta; estos dos últimos, merecedores del Premio Nacional de Cine en 2008 y 2010, respectivamente.

Los realizadores Rogelio París, Daniel Diez Castrillo, Enrique Colina, Ernesto Daranas y Gerardo Chijona se encuentran entre los candidatos al lauro.

Este Premio no solo se le entrega a directores, sino también a otras especialidades del séptimo arte como la fotografía, la edición, la producción y la actuación. Entre los nominados de estos rubros figuran los fotógrafos Raúl Rodríguez, Iván Nápoles y Livio Delgado.

Seis actores y actrices con amplia trayectoria cinematográfica están entre los posibles ganadores del Premio Nacional de Cine 2016. Ellos son Salvador Wood, Mirtha Ibarra, Adela Legrá, Isabel Santos, Jorge Perugorría y Mario Balmaseda.

En 2009 el Premio Nacional de Cine se le entregó al compositor Leo Brouwer, autor de la música de varias películas e integrante del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. En esta ocasión los nominados por esta especialidad son Sergio Vitier, Edesio Alejandro y José María Vitier.

Dos son los productores que aspiran al Premio en esta edición. Por un lado el conocido productor de los Estudios de Animación, Francisco (Paco) Prats y por otro, Rafael Rey, productor de filmes como El hombre de Maisinicú, La vida es silbar y José Martí: el ojo del canario. El año pasado el galardón lo recibió el productor Humberto Hernández.

También se encuentran nominados el guionista Senel Paz, la maquillista Magaly Pompa Batista y el escenógrafo Pedro García-Espinosa.

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Este año fueron poco más de treinta las instituciones que nominaron a los candidatos. Ellas son:

Archivo Fílmico, ICAIC

Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica

Centro de Información, ICAIC

Centro Provincial de Cine de La Habana

Muestra Joven, ICAIC

SIGNIS

Casa del Festival, ICAIC

Muestra Itinerante del Caribe, ICAIC

Consejo Nacional de Patrimonio, MINCULT

Cinemateca de Cuba, ICAIC

Desarrollo y Comunicación Cultural; MINCULT

Federación de Cines Clubes

Centro Dulce María Loynaz

Instituto Cubano de la Radio y la TV

Instituto Cubano del Libro, MINCULT

Centro Provincial de Cine de Ciego de Ávila

Revista Cubanow

Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano

Instituto Cubano de la Música

Casa de las Américas

Centro Provincial de Cine de Guantánamo

Oficina Santiago Álvarez, ICAIC

Consejo Casas de Cultura

Sitio Cubacine, ICAIC

Dirección Provincial de Cultura Mayabeque

Estudios Animados ICAIC

Fundación Ludwig de Cuba

Proyecto Palomas

Distribuidora Nacional de Películas

Centro Provincial de Cine de Camagüey

Centro Provincial de Cine Holguín

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