La polifacética actriz cubana Laura de la Uz, recordada protagonista de “La película de Ana”, del desaparecido cineasta Daniel Díaz Torres, con un amplio recorrido profesional en teatro, cine y televisión, recala en el Festival de Málaga, en cuyo apartado Territorio Latinoamericano mostró su película “Vestido de Novia”, la primera película cubana en tratar el tema de la transexualidad. Hablamos en exclusiva con ella sobre su trabajo en el film de Marilyn Solaya, el estado actual del cine en la isla y la necesidad de que en Cuba se cree una Ley de Cine.
– Háblenos de Rosa Elena, su personaje en la película “Vestido de novia”.
Mi personaje Rosa Elena, es el protagónico, a través del cual se cuenta toda la historia de la película. Está casada con Ernesto. Ella soñó toda su vida con casarse vestida de blanco, y resulta que se da cuenta que el matrimonio no lo es todo y que eso conlleva una serie de cuestiones de trabajo, que ella no calculaba. Se da cuenta que no es solo el sueño, sino que lo que trae ese sueño consigo, y que en realidad es un sueño más bien impuesto, y es presa del machismo y el patriarcado que vivimos en la mayoría de los países de Latinoamérica, Europa también… y muchos otros países del mundo.
– ¿Cuál ha sido su mayor reto con este personaje. ¿Qué ha sido lo más difícil?
Lo más difícil para mí fue la investigación que tuve que hacer previamente, entender la transexualidad. Entender que una mujer transexual es sencillamente una mujer. Creo que es lo más difícil para toda persona que nunca se ha enfrentado con este tema tan directamente y que de pronto vea la película, hay muchas preguntas que se hace el público… Por ejemplo, cómo Ernesto no se ha dado cuenta de esto, y efectivamente convencerme de que es una mujer más allá de su transexualidad. No fue complicado, pero si fue lo que más me llegó y a lo que más me dediqué.
– Hábleme de la experiencia de ser dirigida por una mujer, después de trabajar con grandes del cine cubano como Fernando Pérez, Díaz Torres, Chijona o Tabío.
Creo que la diferencia entre un director hombre y una directora mujer por género tal cual no es tal. Fui dirigida por Marilyn y también he sido dirigida por una joven directora cubana, que ha hecho su opera prima de manera independiente, no a través del ICAIC, que se llama Jessica Rodríguez. Con ella rodé una película que se llama “Espejuelos oscuros”, que aún no se ha estrenado. Con las dos fue muy bien. Realmente no hay una diferencia que tenga que ver con el género, si en cuanto al carácter, pero desde el punto de vista de género no hay absolutamente ninguna diferencia.
– ¿Ahora que se abren las relaciones con Estados Unidos, cree usted que habrá más oportunidades de trabajo, en coproducciones, para los actores cubanos?
Espero que sí… Espero que en la medida en que se pueda además eliminar el bloqueo, que es lo más importante, que se eliminen todos los bloqueos que tenemos en todos los niveles, de distribución también, cosa que no creo solamente resuelva el bloqueo, es un problema más bien internacional y un problema que tenemos que enfrentar el cine más de minorías, entre comillas, el cine latinoamericano, incluso el europeo, frente al cine norteamericano Pero por supuesto yo creo que son ventanas y puertas abiertas ahora mismo para todo y en eso va incluido el arte, y por supuesto el cine tiene grandes posibilidades. También para nosotros los actores, ojala que sí.
– ¿Considera que “La película de Ana” es hasta ahora la más significativa en su carrera en cine, por el protagonismo de su personaje o fue sólo un trabajo más?
“La película de Ana” es una película de la que me gusta mucho hablar, porque primero la filmé con un director como Daniel Díaz Torres, que lamentablemente perdimos un tiempo después de haberse filmado, y Daniel forma parte de una maravillosa generación de directores cubanos en la que también están Gerardo Chijona o Fernando Pérez, con los que he tenido el gusto y el privilegio de trabajar. “La película de Ana” me llegó en un momento en el que yo andaba necesitando un personaje protagónico, un gran personaje. Soñaba con volver al cine en un protagónico, y Daniel me dio esa posibilidad cuando menos lo esperaba, me llamó a mi casa y me dijo: “Aquí tengo un personaje para ti, el protagonista de la película”, y cuando leí el guion me fasciné, me encantó, disfruté de una alegría enorme, por mucho tiempo, gracias a “La película de Ana”. Entonces, es para mí un hito en mi carrera importante, porque me devolvió al cine, me regaló mi segundo Coral, que se entrega en el Festival de Cine de la Habana y me regaló la posibilidad de conocer a un ser humano y a un director como fue Daniel Díaz Torres, a quien quiero mucho y me siento privilegiada de haber trabajado con él en su última película. Creo que es una de sus películas más logradas y de las que más ha gustado en el público. Tiene un lugar especial en mi vida.
– ¿Está el cine cubano en un buen momento? Se habla de diversificación de géneros, de la expansión del cine hacia iniciativas independientes del Estado…
Yo creo que el cine cubano está en un momento crucial, porque primero necesitamos que definitivamente logremos hacer una Ley de Cine. Creo que nuestra realidad lo está pidiendo a gritos, y yo creo que se va a hacer. Lo que pasa es que Cuba ahora mismo es una olla de cambios y de transformaciones, y probablemente haya que esperar un poco, pero urge hacer una Ley de Cine, que considero va a abrir grandes posibilidades para que la producción independiente en Cuba tenga también su espacio y su lugar, el lugar que merece la cinematografía cubana y que cuente además con todo el apoyo del Instituto Cubano de Cine, que lo necesita. Con estas producciones independientes vienen nuevas generaciones que vienen haciendo el cine cubano en pequeños formatos todavía, por decirlo de alguna manera, que lo hacen con lo que tienen a mano, con lo que pueden, pero que tienen grandes y nuevas ideas. Un ejemplo de esto es la joven Jéssica Rodríguez, de la que hablé antes, que ha filmado una película sumamente interesante, que cuenta cuatro etapas de la historia de nuestro país, pero vistas desde otro punto vista, no desde el punto que hemos estado acostumbrados hasta ahora. Es una nueva generación que trae nuevas ideas y nuevas maneras de ver nuestra realidad, y yo creo que hay un público de esa generación que está esperando sus películas. Confío en que la Ley de Cine abra las puertas a lo que estamos pidiendo a gritos.
– ¿Tiene algún proyecto en ciernes?
Ahora no tengo nada entre manos. Esto es así, va un poco por rachas, pero sabes que es como un descanso que viene bien, porque hice tres películas casi seguidas después de La película de Ana”: “La pared de las palabras”, con Fernando Pérez, donde hago un trabajo muy fuerte, en el papel de una mujer que es enferma mental, muy duro, y luego hice “Vestido de novia” y “Espejuelos Oscuros”, con en todos los casos personajes más complicados, más dolorosos. En “Espejuelos Oscuros” hago cuatro personajes de cuatro etapas diferentes de la historia de Cuba. En ella también estuvo Luis Alberto García, que es coprotagonista conmigo en “Vestido de novia”. Realmente es un descanso que me ha venido bien, independientemente de que en la Habana estrené un espectáculo para teatro. El teatro también me gusta mucho. Estrené y dirigí un espectáculo que se llama “Reality show con Laura de la Uz”, un poco a manera de parodia, donde cuento un día de mi vida, utilizando video, música y en donde trabajaron, mi madre, mi padre, mi hija… Involucré a gran parte de mi familia y fue una presentación que tuvo mucho éxito en La Habana. Estoy deseando por supuesto que lleguen nuevos proyectos que sigan significando retos para mí, no hacer películas por trabajar, sino que sea algo que signifique un reto para mí como artista y como persona.
Lo más relevante y polémico del cine cubano y su audiovisual. Reseñas sobre filmes cubanos, actores cubanos, directores de cine cubano y mucho más.